¿Qué es la copaternidad?

Entendemos por copaternidad, o coparentalidad, el hecho de que dos personas compartan la concepción y crianza de un hijo, sin tener un vínculo amoroso entre ellos.

Esta práctica es cada vez más extendida en varios países, como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia o Alemania. En España, en cambio, aunque menos frecuente, también es algo que está empezando a verse; cada vez hay más personas que se animan a encarar otras formas de ser padre o madre.

La sociedad es cambiante, y por lo tanto las relaciones de familia también. La Antropología nos enseña que existen muchos modelos de familia, los cuales han ido cambiando a lo largo de la historia. En occidente hemos sido educados en el ideal de que la familia ha de ser formada por un matrimonio (o pareja) heterosexual, y unos hijos. Estos ideales poco a poco han ido cambiando, y hoy en día vemos muchos modelos de familia.

Hay muchas causas por las que la copaternidad puede ser una buena opción. Para muchas personas, sus proyectos académicos, laborales o personales no les han permitido (por tiempo o por voluntad propia) tener una pareja con la que tener hijos, y no quieren esperar a que aparezca “el amor”; o por decisión propia no está dentro de su proyecto de vida tener pareja estable, pero no quieren renunciar a la maternidad o paternidad. O personas que su orientación sexual les dificulta la concepción y crianza de un hijo y deben optar por otras opciones.

En estos casos (y otros) la copaternidad es una opción que se  presenta como una gran oportunidad para poder ser padre/madre.  

Martine Gross, sociólogo francés, expone que el término “copaternidad” o “coparentalidad” apareció a finales de los años noventa, tanto en el campo jurídico como en el sociológico, para designar a una relación en la que un padre y una madre que ya no se identifican como pareja (o que no lo han hecho nunca) se responsabilizan conjuntamente de la crianza de un hijo. Este acuerdo puede darse en el seno de parejas heterosexuales u homosexuales, y ejemplifica perfectamente la disociación entre conyugalidad y paternidad/maternidad legal, en la medida en que supone la concepción y crianza de hijo/s en común acordada conjuntamente entre individuos adultos. (Gross, 2001).

Para ilustrar la vida cotidiana de estas nuevas familias, muchos copadres trazan el paralelismo con el de una pareja separada, que debe repartirse los días de cuidado, las vacaciones, los gastos de sus hijos, etc. Pero obviamente la relación entre los copadres no es la misma que la de una pareja separada; al no haber mantenido en el pasado un vínculo romántico, la relación es más sana y armoniosa (aunque obviamente hay exparejas que también mantienen una buena relación después de separarse), y se suelen hacer actividades juntos, incluso vacaciones, disfrutando de la compañía mutua y con el hijo.

 

Veamos diferentes situaciones en que la copaternidad puede ser una buena opción:

En el caso de un hombre soltero que desea ser padre, la copaternidad es una muy buena oportunidad para cumplir ese deseo. Las otras dos opciones que tendría son la adopción (nacional o internacional), o  la gestación subrogada, que al no ser legal en España es bastante complejo y costoso, además de los dilemas morales que puede haber tras esta práctica.

Si una mujer soltera quiere ser madre tiene más opciones: además de la adopción, la mujer puede ir a una clínica de fertilidad y someterse a un tratamiento de fertilidad con un donante de esperma anónimo. Pero muchas mujeres prefieren que el niño o la niña crezca con la figura paterna, además de que les crea incertidumbre no saber nunca quién fue el donante. Con la  copaternidad, en cambio, puede elegir a la persona, y se ayudan mutuamente en la crianza del niño.

Para una persona en pareja, en la que la otra persona no quiere o no puede tener un hijo, o bien por cualquier casuística uno de los dos quiere ser padre o madre pero prefiere separarlo de su vida sentimental con la pareja actual, la copaternidad puede ser una opción muy acertada.

Para una pareja homosexual que quiere formar una familia, puede ser una muy buena opción, ya sea formando el vínculo con otra pareja homosexual del sexo opuesto, o bien con una persona sola del sexo opuesto.

Pueden haber más casuísticas en que se opte por la copaternidad como modo de tener un hijo. Hoy en día hay muchos modelos de familia, y todos son igual de válidos; al final, se trata de vivir nuestra vida de la forma más coherente con nuestros ideales y deseos.

 

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